Cuando tenía unos 12 o 13 años y un flamante Amstrad CPC, heredé un juego de simulación de empresa que me encantaba (sí… lo se… pero yo era de las que hacía puzzles…).
Era muy sencillo pero adictivo, se trataba de poner en marcha una empresa y conseguir que sobreviviera y generara beneficios.
Las variables eran pocas, tenias que gestionar un presupuesto inicial y aplicarlo a la compra de maquinaria, materia primas, recursos humanos y alguna partida más que imagino sería publicidad o algo similar… no recuerdo los detalles.
Lo que si me quedo grabado de ese juego es que a la que empezabas a generar beneficios, si eras demasiado prudente, si no invertías en más maquinaria o recursos y te decías así ya estoy bien, no me arriesgare en aumentar la estructura… Antes o después los cambios externos te afectaban y empezabas a entrar en crisis, a veces con tanta rapidez que ya no te daba tiempo de reaccionar y darle la vuelta a los resultados.
Y se me quedó grabado porque hasta que no me di cuenta de la importancia de seguir invirtiendo continuamente, aunque las cosas fueran bien, no empecé a ganar.
Yo que por naturaleza soy muy prudente, con gran aversión al riesgo, resultaba que en ese juego, o aguantaba la empresa a mínimos (y acababa dejándolo porque me aburría) o acababa en quiebra.
Muchos de los que prestamos servicios, ya sea como freelances o empresas tenemos la suerte de no tener grandes costes fijos. No necesitamos maquinaria, ni alquilar grandes naves o comprar stocks, no tenemos decenas de nóminas que pagar ni enormes préstamos a devolver.
Pero eso no significa que no debamos invertir en nuestro negocio.
Hay 3 grandes áreas en las que no puedes permitirte, por pequeño que seas, asignar una parte de tu presupuesto: formación, herramientas y publicidad.
No vale ninguna excusa, será una inversión mayor o mas austera, puedes invertir dinero o tiempo (lo segundo solo cuando estás empezando y no tienes ingresos) pero debes invertir.
¿Por donde empezar?
Si a principios de año preparaste un presupuesto para todo el año, es hora de revisarlo (y si no lo hiciste, es el momento ideal para hacerlo), hoy mismo, da igual si es marzo u octubre… no esperes a final de año o de semestre porque no lo harás.
Del total de ventas y facturación que tienes como objetivo para los próximos 12 meses, deberás asignar un porcentaje a cada una de las partidas que hemos comentado. La cantidad dependerá de tu situación actual, y el peso de cada una de las áreas deberás establecerlo tú en función de tus objetivos.
Formación
Ya lo hemos comentado en alguna ocasión. Todos, ya trabajemos por cuenta ajena o propia, seamos empleados o directivos, debemos formarnos continuamente.
Pero si además gestionamos nuestra propia empresa, no sólo tenemos que preocuparnos de mejorar nuestros conocimientos técnicos de aquello a lo que nos dedicamos, también es imprescindible aprender a ser empresarios: publicidad, marketing y ventas, gestión del tiempo y de los recursos, productividad, atención al cliente…
Mientras no creces lo suficiente como para poder contratar a alguien especialista en cada una de las áreas y tu mismo has de llevarlo todo, necesitas aprender cómo hacerlo lo mejor posible.
Pero ojo, que hoy en día hay tanta formación online, tantos cursos a nuestro alcance (y gente que lo sabe vender tan bien), que a veces nos vamos al otro extremo, y nos apuntamos a todos los cursos disponibles que encontramos, y la mitad se quedan a medias por falta de tiempo y los que conseguimos acabar no los aplicamos a nuestra empresa porque antes de hacerlo ya estamos empezando otro curso.
Piensa bien en qué quieres formate, decide un presupuesto límite y unas áreas que te interesen, y fórmate en eso.
No te dejes cegar por ofertas o promociones que no volverán a repetirse y si no lo haces ahora ya no podrás. Busca aquello que se ajuste realmente a lo que necesitas aprender en ese momento.
Si te parece complicado hacerlo para todo un año, porque hay cursos que se preparan con menos tiempo o antelación, hazlo semestralmente.
Herramientas
La mitad de los autónomos con los que trabajo llevan la facturación en un excel o word, usan una versión no oficial de office que le da errores y se le cuelga cada dos por tres y utilizan un Dropbox gratuito que han de ir vaciando porque les llega al límite de capacidad.
Es cierto que durante mucho tiempo algunas aplicaciones tan habituales como la suite de Microsoft Office o de Adobe eran prohibitivas para pequeños profesionales.
Pero con el paso a los modelos de pago por suscripción, la mayoría de herramientas y utilidades que podemos necesitar en nuestro día a día se han vuelto totalmente asequibles.
Por 7€ al mes puedes tener Office completo, por 2€/mes Google Drive con 100GB de almacenamiento, sistemas de facturación online, CRM para la gestión de clientes, las aplicaciones de la Suite de Adobe…. prácticamente todas las herramientas «habituales» que te pueden hacer ahorrar un tiempo precioso de tu día a día están disponibles ahora por precios totalmente asequibles y por suscripciones temporales.
Pero es que además, si tienes la facturación, por ejemplo, online en una aplicación específica para ello, también tendrás acceso inmediato a tus estadísticas. ¿Quiénes son tus mejores clientes y que porcentaje de la facturación total representan? ¿Qué productos o servicios son los que mejor se han vendido en el último trimestre? ¿Qué has facturado en el último mes en comparación con el mes anterior o con el mismo mes del año pasado? Y todo ello sin tenerte que montar tus hojas de excel y revisar los cálculos cada dos por tres.
Un CRM te permitirá hacer el seguimiento de tus clientes y contactos. ¿Quién te pidió información sobre qué tema? ¿Cómo se quedó con aquel cliente que estaba interesado? ¿Le dije que le llamaría después del verano? ¿Donde tenía yo apuntado el teléfono de…. ?
Tiempo, tiempo y más tiempo que perdemos a veces revisando emails y archivos buscando información y datos de contacto.
Publicidad y marketing.
Vas hasta arriba y de trabajo y todo te viene de referencias, de contactos, conocidos o antiguos clientes.
¿Para que invertir en publicidad? Si no lo leíste, échale un vistazo al artículo ¿Por qué tengo que hacer marketing si no quiero/puedo atender a más clientes?.
Y es que a veces no se trata de conseguir MÁS clientes, sino MEJORES clientes, poder posicionar tu marca, tus servicios o a ti mismo como un referente del sector, y de esta forma poder cobrar más por tus servicios, trabajando menos, con menos clientes, pero trabajando mejor, tanto en calidad de trabajo como en los beneficios que te reporta.
Y eso, entre otras cosas, se consigue con la publicidad y el marketing.
Google Adwords, Facebook Ads, Email Marketing, Creación de contenidos, Inbound Marketing, publicidad en portales del sector, acuerdos de patrocinio….
¡La suerte que tenemos ahora de tener ahora tantas herramientas con un alcance increíble y a tan bajo precio!
¿Sabes que con Google Adwords decides tú exactamente lo que te quieres gastar cada día y puedes modificarlo o anularlo en cualquier momento?
¿Sabes que con Facebook Ads puedes segmentar de tal forma que tu anuncio salga exclusivamente a mujeres entre 30 y 40 años que hayan sido madres recientemente y que vivan a menos de 30km de Barcelona?
¿Sabes que el email marketing nada tiene que ver con los típicos «boletines» de novedades de hace unos años?
Nunca dejo de sorprenderme cuando hablando con algún nuevo cliente me pregunta que es eso del Adwords o que cree que «salir en Facebook» es tener una página creada.
No se trata de saber cómo funciona o como crear y gestionar una campaña, entiendo que no es lo suyo y no tienen porque saber los detalles. Pero alguien que tiene su propio negocio, debería saber de que herramientas dispone para hacerlo crecer. Por lo menos saber que son y para que sirven.
Pero todo ello necesita que le dediques tiempo, sobretodo al principio cuando casi es lo único que tienes, o recursos, y a medida que creces puedes permitirte contratar profesionales que te ayuden.
Y en cualquiera de los dos casos es una inversión, que da pereza, que nunca es el momento apropiado, pero que es imprescindible si quieres que tu negocio no sólo «vaya tirando» y sobreviva, si no quieres trabajar mil horas y acabar quemándote, o dejar que tus resultados vayan a merced de tus actuales clientes o contactos.

Contrata ahora el servicio de mantenimiento y preocúpate de hacer crecer tu negocio.