Caso típico nº1:
Me contactan para pedir presupuesto para una web y concretamos una llamada para que me expliquen el proyecto.
Todavía no tienen el negocio en marcha, pero ya quieren una super-mega-web, redes sociales, email marketing, una app para iOS y android, una area restringida para clientes, … y mil cosas más
Yo, aunque encantada de poder presupuestarles todo eso y más, me veo en la obligación de frenarles, de ponerles los pies en tierra.
¿Soñar en grande? Siempre. Pero no voy a animar a nadie a invertir mas de la cuenta en algo que no veo claro.
Yo soy muy fan de la metodología Lean startup, de salir con un producto mínimo viable e ir creciendo a medida que tienes el feedback del usuario, yendo paso a paso y analizando los resultados para ir mejorando y adaptando el producto a las necesidades reales del cliente.
Es ideal para negocios online que no requieren excesiva inversión, que permiten cambios ágiles y adaptarse o pivotar sin gran coste.
No hablo de grandes empresas, con departamentos propios de marketing, que pueden realizar estudios de mercado y dedicar todos los recursos necesarios para hacer un gran lanzamiento y promocionarlo a lo grande en todos los medios.
Básicamente, porque no suelen ser mi cliente…
Hablo de pequeños empresarios con grandes ideas, emprendedores con pocos recursos pero muchas ganas que se ciegan a veces con las mil y unas opciones que nos brinda internet.
Pero luego tenemos el Caso Típico Nº2, que es el que ha inspirado este artículo.
Tienen una idea, quieren montar algo para vender online, pero no están dispuestos a invertir nada. No quiero decir que tienen pocos recursos, me refiero a que no quieren invertir absolutamente NADA.
Me consultan si hay algún hosting gratis que puedan utilizar, qué pasarela de pago no tiene ningún coste fijo…. la web se la hará un cuñado «que no se dedica pero sabe un poco de esto» y como no saben cómo va a ir la cosa no quieren tener ningún coste por si acaso.
El canal online no requiere grandes inversiones, pero si quieres montar un negocio que funcione, vas a tener que invertir, o dinero o tiempo, vas a tener que apostar por él.
Cierto que habrá gente que si invertir un duro ni apenas esfuerzo ha tenido suerte y ha montado algo que ha sido un pelotazo… pero también hay gente que le toca la lotería. No podemos contar con que eso pase.
El éxito de tu proyecto o negocio no está directamente relacionado con el dinero que inviertas en él, pero cuanto más esté en juego, cuanto más arriesgues y te impliques, más vas a esforzarte en que funcione.
Se realista, ponte un plazo, un límite de dinero y tiempo que estás dispuesto a aportar. Márcate un presupuesto y planifica, ahorra o consigue los recursos necesarios, y cuando estés dispuesto a darlo todo por tu idea, por tu proyecto, ves a por ello.
No será fácil, vas a tener que dedicarle mucho tiempo y energía, tendrás que madrugar o trasnochar, dedicar horas robadas a tu familia, amigos o hobbys. Fines de semana delante del ordenador y noches de dudas, de vueltas y vueltas en la cama preguntándote porqué te has metido innecesariamente en este lío.
Pero esas cosquillas en el estómago, esas mariposas e inquietud, salir de la comodidad y apostar por algo, es señal de que estás haciendo bien las cosas, que te estás arriesgando, apostando y luchando por un sueño, una idea, un proyecto, y es lo que conseguirá que des todo lo necesario para ponerlo en marcha y sacarlo adelante.
Podrá salir bien o no, pero si no acaba por tener éxito, si no sale como tu querías, al menos sabrás que no fue por no haber trabajado lo suficiente en ello, por no haber invertido lo necesario y más.

Contrata ahora el servicio de mantenimiento y preocúpate de hacer crecer tu negocio.